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Boston, capital de Nueva Inglaterra

Seguimos viajando! Esta primavera cambiamos de ruta y volamos hacia el oeste, hacia el continente americano. Pasamos unos días en la agradable e interesante ciudad de Boston.

Desde sus orígenes, la historia de Boston ha ido irremediablemente unida a la de las Islas Británicas.

Boston es una de las ciudades más antiguas de los Estados Unidos. En 1630, colonos puritanos procedentes de Inglaterra fundaron la ciudad sobre la Península de Shawmut. Se cree que esas tierras estaban habitadas desde hacía aproximadamente 12,000 años por diferentes tribus indígenas, entre ellas los Massachusett. Los europeos, con su llegada, introdujeron enfermedades como la fiebre amarilla, la leptospirosis, la viruela, la gripe o la escarlatina; afecciones frente a las cuales los nativos no poseían inmunidad. Estallaron terribles epidemias que mataron a más del 90% de la población indígena. Los escasos sobrevivientes fueron trasladados a reservas o praying towns donde los convirtieron al cristianismo y obligaron a dejar atrás su forma de vida.

Boston se considera el centro neurálgico de Nueva Inglaterra; nombre que se conserva hoy en día para referirse a la región más al noreste del país. Así mismo, es la capital del estado de Massachusetts.

Al poco de asentarse, en 1635, los puritanos fundaron la primera escuela pública de los Estados Unidos, la Boston Latin School.

Poco más de cien años después, las tensiones entre la colonias y Gran Bretaña eran tan importantes que estallaría la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783).

Cada vez eran mayores las diferencias filosóficas y políticas entre las Trece Colonias norteamericanas y Gran Bretaña. Los colonos, por un lado, aportaban riquezas hacia la otra banda del océano. Por el otro lado, se sentían pobremente representados y oprimidos a causa de los impuestos aplicados desde el Viejo Mundo. La oposición fue organizándose y surgieron diferentes grupos de lucha clandestinos. El más importante de ellos se fundó en Boston, denominado Hijos de la Libertad.

La ciudad de Boston acoge hoy en día en sus calles un gran museo de historia al aire libre. La Freedom Trail o Camino de la Libertad es una ruta peatonal de 4 kilómetros que, mediante un pasillo de ladrillos rojos, guía al visitante a través de diferentes lugares de interés histórico.

Oficialmente fuera de la ruta pero seguramente el primer símbolo de la rebelión, se encontraba el Árbol de la Libertad. En torno a este olmo se organizaron los primeros actos de resistencia y protestas en contra de la Stamp Act o Ley del Sello impuesta por Inglaterra en 1765. Años más tarde, fue derruido y hoy en día, apenas se recuerda con una placa situada entre las calles Essex y Washington.

En 1770, a raíz de un altercado entre un grupo de colonos y varios soldados británicos, murieron 5 civiles frente a la Antigua Casa de Estado. Conocida como la Masacre de Boston, algunos creen que fue el detonante para la lucha por la independencia de los Estados Unidos.

Tres años más tarde, los Hijos de la Libertad boicotearon el Acta del Té disfrazándose de indígenas y arrojando al mar la carga de té de tres buques de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Hoy en día, fuera de la ruta del Camino de la Libertad, se conmemora este suceso (el Motín del Té) en el Barco Museo de la Fiesta del Té de Boston.

De nuevo en la ruta, se puede visitar la Casa Museo de Paul Revere. Fue un célebre patriota americano, de profesión platero, recordado por su rol de mensajero en las batallas de Lexington y Concord. Estos fueron los primeros enfrentamientos de la Guerra de Independencia. En 1775 protagonizó la después llevada a poema, Cabalgada de Medianoche. Alertó a los líderes de la rebelión, Samuel Adams y John Hancock, de que las tropas británicas iban a por ellos. En la cercana Old North Church utilizó dos faroles para enviar la señal, que como el poema recuerda, brillarían «uno si por tierra, dos si por mar». Ambos líderes son rememorados en el día a día de los bostonianos contemporáneos.

El Hancock, el cual albergaba antaño las oficinas de la compañía de seguros del mismo nombre, es el más alto rascacielos de la ciudad. Por sí solo es un edificio magnífico pero, con la Iglesia de la Trinidad reflejada en sus brillantes y azuladas cristaleras, ofrece una vista espectacular.

Iglesia de la Trinidad y edificio Hancock, en Copley Square

Samuel Adams es, en pocas palabras, «la cerveza de Boston». Una de las peculiaridades que más nos entusiasma de la ciudad es la cantidad de pubs que tiene. No hay mejor manera para descansar después de una larga jornada que en un pub con una Sam Adams entre las manos.

Pub en Boston

De vuelta a la Guerra de Independencia, en 1775 se luchó en Boston una de las batallas más duras. Los británicos finalmente la ganaron pero con muchas bajas; fue la Batalla de Bunker Hill o de la «colina búnker». Un obelisco conmemorativo a esta batalla constituye la última parada del Camino de la Libertad. Merece la pena el largo paseo hasta el final, en la ribereña Charlestown. Esta pequeña península es el barrio más antiguo de la ciudad y nosotros aprovechamos para visitar el Astillero Naval. Entre otros barcos de guerra, se encuentra el USS Constitution que, botado en 1797, es el navío más antiguo aún a flote y en activo en todo el mundo.

Si visitáis Charlestown, recomendamos volver hacia el centro de Boston en ferri. Son 10-15 minutos de agradable paseo con espléndidas vistas de la ciudad. Además, la zona del embarcadero de Long Wharf es muy animada. Allí mismo se puede visitar El New England Aquarium y a pocos pasos, el popular Mercado de Faneuil Hall. Actualmente, es un centro comercial con terrazas y pubs al aire libre (no os olvidéis de tomar una pinta en el Cheers, réplica del de la serie). Además, es una parada bien conocida de la Freedom Trail ya que, desde que se construyó en 1742, ha sido lugar de reuniones y discursos políticos históricos.

Muy cerca del mercado, se encuentran otras paradas de la ruta como la ya mencionada Antigua Casa de Estado. Desde su balcón, se proclamó el 18 de julio de 1776 la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. En la misma calle se erige la Casa de Reuniones de Old South. A pocos metros, se alinean imponentes las lápidas de los cementerios históricos de la King’s Chapel (el más antiguo de la ciudad) y adyacente a la Park Street Church, del Cementerio del Antiguo Granero. En este último, descansan los restos de importantes patriotas americanos como Samuel Adams, Paul Revere, John Hancock y los 5 asesinados en la Masacre de Boston. Otro cementerio de la ruta es el de Copp’s Hill donde más de 1,200 bostonianos fueron enterrados entre los siglos XVII y XIX.

Para dar por finalizada la ruta del Camino de la Libertad, no se puede olvidar la actual Casa de Estado de Massachusetts, que fue completada en 1798 y se alza imponente en lo alto de la Beacon Hill. A sus pies, paseamos a través del parque urbano más antiguo de los Estados Unidos, el Boston Common.

Con la Declaración de Independencia, las Trece Colonias se proclamaron libres pero no se desligaron de la peor institución legal establecida por la América Británica: la esclavitud. Pasaron casi 100 años hasta que la esclavitud fue prohibida a nivel nacional en el siglo XIX.

El siglo XIX trajo consigo una oleada muy importante de inmigrantes a la ciudad. Este suceso definiría la Boston que es hoy en día y seguramente es el evento clave que la hace tan especial.

Memorial a la Hambruna Irlandesa

Irlandeses, italianos, alemanes, libaneses, sirios, franco-canadienses, chinos y judíos rusos y polacos se establecieron en la ciudad. Italianos e irlandeses trajeron consigo el catolicismo, comunidad religiosa más importante en la actualidad. Los asiáticos crearon Chinatown, un barrio exótico y repleto de buenos restaurantes. Los irlandeses, que huían de la Gran Hambruna, además de aportar los queridos pubs y el equipo de la NBA Boston Celtics, serían fundamentales en el desarrollo económico y político futuros. Entre muchas otras familias irlandesas, destacaron los Kennedy.

Además de John F. Kennedy y otros siete presidentes de los Estados Unidos, muchos políticos y personalidades, como por ejemplo Bill Gates o Mark Zuckerberg, se han formado y licenciado en la vecina ciudad de Cambridge.

A pocas paradas de metro del centro de Boston, se erige desde la época colonial, la institución de educación superior más antigua de los Estados Unidos: la prestigiosa Universidad de Harvard.

Pasamos una mañana entera paseando por el gigantesco campus, entre facultades, parques y museos.

En la misma Cambridge, a orillas del río Charles y con vistas a Boston, se halla otra institución afamada a nivel mundial: el MIT o Instituto de Tecnología de Massachusetts. Es una universidad politécnica puntera en ciencia y tecnología, con decenas de premios Nobel, astronautas, inventores, físicos, matemáticos e ingenieros notables entre su alumnado. Hacía tiempo que queríamos visitar su museo y deambular a través de sus pasillos.

Quizás los mencionados son los más famosos, pero en todo el área metropolitana de Boston se encuentran 52 centros de educación superior. Es una ciudad con una gran tradición cultural y muestra de ello son las numerosas librerías, bibliotecas, salas de conciertos, teatros y museos que la componen. Newbury es el nombre de una popular calle comercial en la zona de Back Bay y a parte de innumerables tiendas de ropa y restaurantes, acoge dos lugares a los que volvimos varias veces durante nuestra estancia en Boston: la tienda de música y comics Newbury Comics y la liberería-cafeteria Trident Booksellers & Cafe.

Para bibliotecas sin duda, la Biblioteca Pública de Boston. Compuesta por diferentes edificios interconectados, algunos antiguos, otros más modernos, contiene aproximadamente 24 millones de volúmenes. Se trata de la tercera mayor biblioteca de los Estados Unidos, tan solo por detrás de la Biblioteca del Congreso y de la Biblioteca Pública de Nueva York.

Pero además de cultural, Boston es epicentro deportivo.

La ciudad tiene equipos triunfadores en las cuatro ligas profesionales mayores de norteamerica: en la de basket (Celtics), la de baseball (Red Sox), la de hockey (Bruins) y la de football americano (Patriots). Asimismo, uno de los eventos más importantes de la ciudad es la Maratón de Boston, que se celebra cada año en abril y es la maratón anual más antigua del mundo.

Línea Final de la Maratón de Boston

Nos despedimos de Boston en Fenway Park, el estadio de baseball más antiguo de la MLB (Major League Baseball) y casa de los Red Sox.

De ostras por New York

Antes de nada, ¿te gustan las ostras?

Si tu respuesta es que sí, tienes que conocer la última moda, sobre todo porque es posible comerlas sin dejarte los ahorros en el intento.

Si tu respuesta es que no, dales otra oportunidad.

Esta primavera hicimos una escapada corta a New York. Visitamos lo típico, edificios, parques y teatros; recorrimos durante horas las calles de la Gran Manzana y disfrutamos al máximo de la ciudad que nunca duerme. Todo en esta ciudad debería medirse con otra escala, las calles, edificios, coches y raciones son enormes. Resulta una ciudad abierta, cosmopolita, rebosante de vida pero a la vez abrumadora en algunos momentos. Antes o después, hay que visitarla.

Tuvimos la suerte de reunirnos allí con neoyorquinos y nos dejamos guiar y sorprender por ellos. Fue un domingo por la mañana que nos propusieron acercarnos a Brooklyn para hacer brunch. Tomamos un ferry hacia Williamsburg y nos adentramos en las calles de este atractivo barrio. Repleto de locales de moda, galerías de arte, bohemios, artistas y modernos con poder adquisitivo es como mínimo un barrio interesante. Hay que decirlo, con mucho hipster y mucho postureo.

Nos dirigieron directos al Maison Premiere, un local acogedor que busca transportar al visitante a los años 50, a un oasis en la gran metrópoli con un personal simpático y amable. Lugar conocido por poseer la carta de absenta más amplia de New York, ofrece también una gran selección de cervezas y cocktails. Pero la especialidad de la casa y a por lo que fuimos nosotros fueron las ostras. Con una carta de más de 30 tipos de ostras diferentes, ordenadas por variedades y costa de origen, este lugar nos hizo las delicias aquella mañana, en todos los sentidos de la palabra. Lo mejor de todo fue, que acompañados por nuestros amigos, llegamos en horario de «Happy Hour» (sábados y domingos de 11h a 13h), por lo que tuvimos 2 horas para degustar diferentes tipos de este bivalvo por 1 euro cada uno aproximadamente.

La verdad que después de esta degustación, nos dimos cuenta de que el tema de las ostras es todo un mundo.

Hoy en día la mayoría se cultivan en criaderos, con lo que el precio resulta algo más asequible. Entre ellas se diferencian por la raza, la variedad, la técnica de cultivo y de maduración, la zona donde viven y de qué se alimentan, ya que el plancton que consumen les da diferente sabor. Existen 2 grandes tipos, las planas y las cóncavas, con diferentes subtipos entre ellas.

Las más valoradas son las Edulis o las planas, que son las tradicionales francesas y las que se encuentran también en las costas gallegas. Entre las planas, se encuentran asimismo las irlandesas de Galway, ideales para tomar con una buena cerveza negra o con una cerveza stout especialmente ideada para maridar con ostras.

La más extendida en Europa es la ostra japonesa o gigas que es cóncava. En América, también predominan las concávas, algunas de ellas exquisitas, como las canadienses Malpeque de Prince Edward Island o las «ostras de hielo» de New Brunswick, criadas en condiciones extremas. En la costa pacífica de Norteamérica destacan las de la bahía de Willapa, al norte de Oregón. Escasísimas son las Kumamoto, de origen japonés, que crecen hoy principalmente en California.

A la hora de degustarlas, se tienen en cuenta el calibre de la pieza (de 0 a 5), la textura, la carnosidad, la acuosidad y el sabor con todos sus matices. A veces se sirven acompañadas de salsas, licores o limón, pero como realmente se saborea y se disfruta este suculento marisco, es fresco y crudo, sin aderezo alguno. ¿Te apetecen?