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Escapada de fin de semana… Copenhague

Desconectados del blog, pero ¡seguimos viajando en un mundo interminable!

Hace poco, nos escapamos un fin de semana a Copenhague, según muchos la ciudad «más feliz del mundo». Queríamos conocer de primera mano eso que los nórdicos llaman «hygge». «Hygge» es una palabra exclusiva danesa que para nosotros significaría algo así como «sentirse agusto, tranquilo, cómodo, compartiendo el momento con personas queridas en un entorno acogedor». Un estilo de vida que busca la felicidad en las pequeñas cosas. Y efectivamente, pudimos comprobar con nuestros propios ojos y bolsillo que la calidad de vida de los daneses es altísima. Suponemos que en esta paz y armonía algo influye que Dinamarca sea uno de los países con los salarios y a su vez impuestos más altos del mundo, asegurando un estado del bienestar con unas pensiones, educación y sanidad públicas de alta calidad para todos.

De la mano del ya mencionado hygge, en los bares, restaurantes y tiendas de Copenhague  predomina la inclinación por lo bio, lo eco, lo orgánico y similares. A menudo vinculado a esto, es una ciudad en la que se pueden ver multitud de hipsters, sobre todo en los barrios de Nørrebro y Vesterbro. Un lugar muy recomendable es el Copenhagen Street Food en la pequeña isla de Papiroen.

Muy lejos de las modas y de lo moderno, en el barrio de Chistianshavn, visitamos la Ciudad Libre de Christiania. Fue en el año 1971 cuando un grupo de vecinos okuparon un territorio militar abandonado para fundar una colectividad aislada del mundo capitalista. Basados en el movimiento provo, crearon una comuna autogobernada y autofinanciada, fundamentada en la economía colectivista y en la vida en comunidad. Hoy en día, 800-1000 personas viven en Christiania y no ponen objeciones a que los curiosos entremos a visitarla. Tienen sus bares, restaurantes, guarderías, espacios deportivos, salas de teatro, de reuniones, de exposiciones y de conciertos, templo budista, tiendas de ropa… Las casas están construidas con materiales reciclados y los coches, que son compartidos por todos, permanecen aparcados fuera del recinto. Es una comunidad en la que está permitido consumir drogas «blandas» por lo que montones de forasteros entran a Christiania a comprarlas y consumirlas. A lo largo de la Pusher Street (calle del traficante), como si de un coffeshop al aire libre se tratara, se suceden pequeños puestos que venden marihuana y hachís. Al recorrer esta calle nosotros palpamos bastante tensión en el ambiente, entre traficantes y vigilantes; esa fue al menos nuestra experiencia.

Si tuviera que quedarme con el hallazgo top de Copenhague, creo que escogería el arte. No somos entendidos y con pocos días de viaje somos bastante selectivos a la hora de visitar museos. No entramos a afamados museos nacionales como son el Statens Museum for Kunst, el Nationalmuseet o el castillo Rosenborg Slot.

Seleccionamos el Designmuseum Danmark y Lousiana, y la verdad, es que disfrutamos como niños. El primero, el museo del diseño, nos hizo entender por qué son tan grandes los daneses en este ámbito. Hay mucho más aparte de las marcas Bang & Olufsen, Stelton o LEGO®.  El museo muestra una extensa colección de muebles funcionales, carteles gráficos, utensilios del hogar, juguetes, moda… que han sido creados por mentes danesas. Pudimos reconocer las sillas «Egg», Swan» o «Modelo 3107» de Arne Jacobsen; las lámparas «Snowball» o «Fun» o el sofá «Poet»; tantas veces versionadas para decorar nuestras casas y locales.

El otro descubrimiento fue el museo de arte moderno de Louisiana. Se encuentra fuera de la ciudad, a 30 minutos en tren en la localidad de Humlebæk, pero indudablemente merece una visita. Está formado por diferentes galerías horizontales acristaladas y exitosamente integradas en una ladera, entre árboles y esculturas de Joan Miró, Henry Moore o Max Ernst. En su interior pudimos admirar obras de Giacometti, Yayoi Kusama, Roy Lichtenstein, Pablo Picasso, Andy Warhol, la impactante Marina Abramovic u otras que no nos dejaron indiferentes. Más allá del parque de las esculturas pudimos descansar en un prado a orillas del Mar del Norte con vistas a la cercana Suecia.

Ya de vuelta en Copenhague, las calles nos fueron regalando arte sin esperarlo. En el fotogénico canal de Nyhavn, la fachada del museo Charlottenborg la encontramos cubierta por una obra de Ai Weiwei, Soleil Levant; miles de chalecos salvavidas usados por refugiados que llegaron a la isla griega de Lesbos, ocupando el muro y las ventanas. En Papiroen, pudimos escribir nuestros deseos y colgarlos en árboles que forman parte de la obra de arte iniciada ya hace años por Yoko Ono, Wish Tree, que es recogida en la Imagine Peace Tower en honor a John Lennon.

Tampoco dejamos de visitar lugares emblemáticos de la ciudad por su importancia histórica, política o artística como son el Kastellet, la Amalienborg Slot, la Marmorkirken, el Christiansborg Slot o la hermosa torre astronómica Rundetårn.

De todos modos, para nosotros, una de las mayores atracciones turísticas de la ciudad es el Tívoli. Se trata del segundo parque de atracciones más antiguo del mundo y parece salido de un cuento. Atracciones antiguas y más modernas se integran en un gran espacio ajardinado donde, grandes y pequeños, se sumergen hasta bien entrada la noche en un mundo azucarado de estímulos constantes, luces, colores y sonidos.

Y no, no nos olvidamos de visitar La Sirenita.

Amsterdam: capital mundial de la bicicleta

Cuando viajas, llama la atención cómo en algunas ciudades es fácil, cómodo y seguro moverse en bicicleta mientras que en otras resulta difícil, peligroso y penalizado. Suponemos que intervienen diferentes factores y que no es sencillo, por eso, no podemos evitar sentir admiración cuando visitamos una ciudad «amiga de las bicis». La que sin duda se lleva el premio es Ámsterdam: capital mundial de la bicicleta.

Ámsterdam es la capital oficial de los Países Bajos, con una población aproximada de 810.000 habitantes. Entre ellos se calcula que 700.000 son ciclistas. El 40% de los desplazamientos en Amsterdam se realiza en bici. En la ciudad descansan más de 7 millones de bicicletas, de las cuales 80.000 son robadas al año y 25.000 son abandonadas en los canales. Todas las calles principales disponen de carril para bicicleta, de hecho, resulta difícil moverse en coche por el centro, los aparcamientos son muy caros y muchas calles son peatonales o exclusivas para ciclistas. La bici puede alquilarse en multitud de locales, tanto públicos como privados, y puede aparcarse en cualquier sitio. Tenéis que acercaros a la Estación Central de Ámsterdam y ver el mayor párking de bicis del mundo, con cabida para más de 7.000 bicicletas!

Por todos estos motivos, creemos que la manera idónea de visitar la ciudad y circular como un verdadero amsterdammer es en bicicleta. Con ella podrás recorrer los canales, atravesar los puentes, pasear por el Voldenpark u otro de los atractivos parques de la ciudad, trasladarte al Museo de Van Gogh o a la Casa de Ana Frank, moverte por el mercado Albert Cuyp en el agradable barrio de Pijp y llegar hasta el Museo de Cera.

Simplemente tienes que relajarte y dejarte llevar, la ciudad te lo pondrá fácil. Únicamente os damos algunos consejos básicos para intentar prevenir sustos.

  • Vete siempre por el carril bici excepto en los raros casos que tengas que entrar en la carretera o la calzada.
  • Circula a un ritmo adecuado. Intenta no sprintar y tampoco te olvides de pedalear, sobre todo no te pares en el carril.
  • Antes de girar, indica la dirección siempre con la mano.
  • Cuando gires a la izquierda, tienes que ceder el paso a todos los de detrás tuyo que siguen rectos y también a los de delante.
  • Ten cuidado de que las ruedas de la bici no entren en los raíles del tranvía porque si esto ocurre, podrías perder el control.
  • Si visitas la ciudad con niños, alquila un un bakfiets. Se trata de un triciclo que tiene un compartimento de madera en la parte delantera en el que pueden ir los niños cómodamente sentados.
  • Si vas de peatón, cuando pases a través de un carril bici no te olvides siempre de mirar hacia los dos lados, el tráfico de bicis puede ser intenso.

Con estos consejillos ya podéis lanzaros a descubrir la atrayente Ámsterdam en bicicleta.

 

Escapada de fin de semana… Oporto

Oporto, segunda ciudad más importante de Portugal, resulta accesible y acogedora, ideal para una escapada de fin de semana.

Situada al norte del país, en la ribera derecha del Duero, en su desembocadura al Océano Atlántico, es una ciudad antigua con un amplio e interesante patrimonio histórico. A su vez, seguramente gracias a su tradición universitaria, esta ciudad posee un espíritu joven y abierto a la modernidad.

También conocida como ciudad de los puentes, el casco viejo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Se pueden visitar la emblemática Torre de los Clérigos, la Catedral o el palacio de la Bolsa. Merece una parada la estación de trenes de San Bento, construida a principios del siglo XIX sobre los restos del antiguo convento de San Bento del Ave María. Otra visita indispensable es a la Librería Lello, una de las más bellas que existen y además mundialmente conocida por su aparición en Harry Potter.

Cuando la visites, déjate sorprender por la Oporto moderna.

¿Sabías que el metro de Oporto, con 8km de red subterránea, posee la mayor red metropolitana de transporte público de masas de Portugal?

Situado en el entorno del agradable Parque de Serralves se encuentra uno de los museos más visitados del país, el Museo de Arte Contemporáneo de Oporto, que nos encantó. Otro símbolo del Oporto moderno, es la Casa de la Música, joya de la arquitectura vanguardista, es considerada la sala musical con la mejor acústica del mundo!

Durante tu viaje a Oporto, podrás degustar diferentes platos de cocina tradicional, como las tripas (tripas à moda do Porto) o el bacalao (bacalao a la Gómez de Sá) pero sin duda, no debes perderte la francesinha, un sándwich gigante relleno de carne, cubierto con queso y salsa, una auténtica bomba para chuparse los dedos. La bebida de Oporto por excelencia, signo de identidad, es el vino de Oporto. Si eres enoturista o amante del vino, debes dirigirte a la ribera izquierda del río, a Vila Nova de Gaia, donde se encuentran la mayoría de bodegas y cavas. Allí podrás deleitarte tanto como quieras con uno de los mejores vinos del mundo.

 

Escapada de fin de semana… Edimburgo

Y ahora que tenemos bastante reciente por los medios Escocia y su independencia, me gustaría hablar del descubrimiento de Edimburgo este septiembre pasado. La verdad es que es una ciudad de la que siempre había oído hablar bien pero nunca me había lanzado a visitarla.

Aprovechando la celebración de una boda japo-escocesa (este evento se merece un post completo) volamos a Edimburgo de escapada de fin de semana. 2 o 3 días son suficientes para pasearla y llevarse una primera impresión. La mía es muy positiva.

Pequeña ciudad de poco tráfico, parece que nada desentona en sus calles de piedra. Turística, universitaria, rebosa vida por todas sus esquinas pero a la vez, gracias al carácter amable y acogedor de los escoceses, me sentí relajada y totalmente integrada durante la corta visita. Creo que es imprescindible para conocer un poco la cultura y espíritu de los escoceses, no tardar en picar algo y tomarse unas pintas en un pub. Entre el bullicio y el ir y venir continuo de jarras de cerveza, siempre se encuentra una mesa de madera donde descansar, desgustar la deliciosa bebida, observar cómo se divierten los sonrientes y espontáneos escoceses y si hay suerte brindar o conversar con alguno de ellos.

Como inciso, tengo que decir que para opinar sobre política de cualquier país creo que no hay nada más veraz y fidedigno que hablar con sus gentes, a poder ser con personas que tengan diferentes puntos de vista sobre la situación o el conflicto en cuestión.

Entonces, entre pub y pub, paseamos sin prisa por las calles, mirando los bonitos edificios, iglesias, tiendas de ropa,música y gadgets; y por los cuidados parques. Además, la ciudad ofrece la posibilidad de visitar varios museos (no entramos a ninguno), el imponente castillo de Edimburgo, el polémico a nivel arquitectónico Parlamento y si lo que se busca es un poco de diversión, la exposición de «cámara oscura y un mundo de ilusiones» o visitas guiadas y casas del terror.

Merece la pena un paseo por la cercana Calton Hill, ya que está muy cerca del centro de la ciudad y ofrece desde lo alto unas vistas inolvidables de la ciudad y alrededores.

Con esto, me llevo muy buena primera impresión de Escocia, quedan pendientes las High Lands.