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Boston, capital de Nueva Inglaterra

Seguimos viajando! Esta primavera cambiamos de ruta y volamos hacia el oeste, hacia el continente americano. Pasamos unos días en la agradable e interesante ciudad de Boston.

Desde sus orígenes, la historia de Boston ha ido irremediablemente unida a la de las Islas Británicas.

Boston es una de las ciudades más antiguas de los Estados Unidos. En 1630, colonos puritanos procedentes de Inglaterra fundaron la ciudad sobre la Península de Shawmut. Se cree que esas tierras estaban habitadas desde hacía aproximadamente 12,000 años por diferentes tribus indígenas, entre ellas los Massachusett. Los europeos, con su llegada, introdujeron enfermedades como la fiebre amarilla, la leptospirosis, la viruela, la gripe o la escarlatina; afecciones frente a las cuales los nativos no poseían inmunidad. Estallaron terribles epidemias que mataron a más del 90% de la población indígena. Los escasos sobrevivientes fueron trasladados a reservas o praying towns donde los convirtieron al cristianismo y obligaron a dejar atrás su forma de vida.

Boston se considera el centro neurálgico de Nueva Inglaterra; nombre que se conserva hoy en día para referirse a la región más al noreste del país. Así mismo, es la capital del estado de Massachusetts.

Al poco de asentarse, en 1635, los puritanos fundaron la primera escuela pública de los Estados Unidos, la Boston Latin School.

Poco más de cien años después, las tensiones entre la colonias y Gran Bretaña eran tan importantes que estallaría la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783).

Cada vez eran mayores las diferencias filosóficas y políticas entre las Trece Colonias norteamericanas y Gran Bretaña. Los colonos, por un lado, aportaban riquezas hacia la otra banda del océano. Por el otro lado, se sentían pobremente representados y oprimidos a causa de los impuestos aplicados desde el Viejo Mundo. La oposición fue organizándose y surgieron diferentes grupos de lucha clandestinos. El más importante de ellos se fundó en Boston, denominado Hijos de la Libertad.

La ciudad de Boston acoge hoy en día en sus calles un gran museo de historia al aire libre. La Freedom Trail o Camino de la Libertad es una ruta peatonal de 4 kilómetros que, mediante un pasillo de ladrillos rojos, guía al visitante a través de diferentes lugares de interés histórico.

Oficialmente fuera de la ruta pero seguramente el primer símbolo de la rebelión, se encontraba el Árbol de la Libertad. En torno a este olmo se organizaron los primeros actos de resistencia y protestas en contra de la Stamp Act o Ley del Sello impuesta por Inglaterra en 1765. Años más tarde, fue derruido y hoy en día, apenas se recuerda con una placa situada entre las calles Essex y Washington.

En 1770, a raíz de un altercado entre un grupo de colonos y varios soldados británicos, murieron 5 civiles frente a la Antigua Casa de Estado. Conocida como la Masacre de Boston, algunos creen que fue el detonante para la lucha por la independencia de los Estados Unidos.

Tres años más tarde, los Hijos de la Libertad boicotearon el Acta del Té disfrazándose de indígenas y arrojando al mar la carga de té de tres buques de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Hoy en día, fuera de la ruta del Camino de la Libertad, se conmemora este suceso (el Motín del Té) en el Barco Museo de la Fiesta del Té de Boston.

De nuevo en la ruta, se puede visitar la Casa Museo de Paul Revere. Fue un célebre patriota americano, de profesión platero, recordado por su rol de mensajero en las batallas de Lexington y Concord. Estos fueron los primeros enfrentamientos de la Guerra de Independencia. En 1775 protagonizó la después llevada a poema, Cabalgada de Medianoche. Alertó a los líderes de la rebelión, Samuel Adams y John Hancock, de que las tropas británicas iban a por ellos. En la cercana Old North Church utilizó dos faroles para enviar la señal, que como el poema recuerda, brillarían «uno si por tierra, dos si por mar». Ambos líderes son rememorados en el día a día de los bostonianos contemporáneos.

El Hancock, el cual albergaba antaño las oficinas de la compañía de seguros del mismo nombre, es el más alto rascacielos de la ciudad. Por sí solo es un edificio magnífico pero, con la Iglesia de la Trinidad reflejada en sus brillantes y azuladas cristaleras, ofrece una vista espectacular.

Iglesia de la Trinidad y edificio Hancock, en Copley Square

Samuel Adams es, en pocas palabras, «la cerveza de Boston». Una de las peculiaridades que más nos entusiasma de la ciudad es la cantidad de pubs que tiene. No hay mejor manera para descansar después de una larga jornada que en un pub con una Sam Adams entre las manos.

Pub en Boston

De vuelta a la Guerra de Independencia, en 1775 se luchó en Boston una de las batallas más duras. Los británicos finalmente la ganaron pero con muchas bajas; fue la Batalla de Bunker Hill o de la «colina búnker». Un obelisco conmemorativo a esta batalla constituye la última parada del Camino de la Libertad. Merece la pena el largo paseo hasta el final, en la ribereña Charlestown. Esta pequeña península es el barrio más antiguo de la ciudad y nosotros aprovechamos para visitar el Astillero Naval. Entre otros barcos de guerra, se encuentra el USS Constitution que, botado en 1797, es el navío más antiguo aún a flote y en activo en todo el mundo.

Si visitáis Charlestown, recomendamos volver hacia el centro de Boston en ferri. Son 10-15 minutos de agradable paseo con espléndidas vistas de la ciudad. Además, la zona del embarcadero de Long Wharf es muy animada. Allí mismo se puede visitar El New England Aquarium y a pocos pasos, el popular Mercado de Faneuil Hall. Actualmente, es un centro comercial con terrazas y pubs al aire libre (no os olvidéis de tomar una pinta en el Cheers, réplica del de la serie). Además, es una parada bien conocida de la Freedom Trail ya que, desde que se construyó en 1742, ha sido lugar de reuniones y discursos políticos históricos.

Muy cerca del mercado, se encuentran otras paradas de la ruta como la ya mencionada Antigua Casa de Estado. Desde su balcón, se proclamó el 18 de julio de 1776 la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. En la misma calle se erige la Casa de Reuniones de Old South. A pocos metros, se alinean imponentes las lápidas de los cementerios históricos de la King’s Chapel (el más antiguo de la ciudad) y adyacente a la Park Street Church, del Cementerio del Antiguo Granero. En este último, descansan los restos de importantes patriotas americanos como Samuel Adams, Paul Revere, John Hancock y los 5 asesinados en la Masacre de Boston. Otro cementerio de la ruta es el de Copp’s Hill donde más de 1,200 bostonianos fueron enterrados entre los siglos XVII y XIX.

Para dar por finalizada la ruta del Camino de la Libertad, no se puede olvidar la actual Casa de Estado de Massachusetts, que fue completada en 1798 y se alza imponente en lo alto de la Beacon Hill. A sus pies, paseamos a través del parque urbano más antiguo de los Estados Unidos, el Boston Common.

Con la Declaración de Independencia, las Trece Colonias se proclamaron libres pero no se desligaron de la peor institución legal establecida por la América Británica: la esclavitud. Pasaron casi 100 años hasta que la esclavitud fue prohibida a nivel nacional en el siglo XIX.

El siglo XIX trajo consigo una oleada muy importante de inmigrantes a la ciudad. Este suceso definiría la Boston que es hoy en día y seguramente es el evento clave que la hace tan especial.

Memorial a la Hambruna Irlandesa

Irlandeses, italianos, alemanes, libaneses, sirios, franco-canadienses, chinos y judíos rusos y polacos se establecieron en la ciudad. Italianos e irlandeses trajeron consigo el catolicismo, comunidad religiosa más importante en la actualidad. Los asiáticos crearon Chinatown, un barrio exótico y repleto de buenos restaurantes. Los irlandeses, que huían de la Gran Hambruna, además de aportar los queridos pubs y el equipo de la NBA Boston Celtics, serían fundamentales en el desarrollo económico y político futuros. Entre muchas otras familias irlandesas, destacaron los Kennedy.

Además de John F. Kennedy y otros siete presidentes de los Estados Unidos, muchos políticos y personalidades, como por ejemplo Bill Gates o Mark Zuckerberg, se han formado y licenciado en la vecina ciudad de Cambridge.

A pocas paradas de metro del centro de Boston, se erige desde la época colonial, la institución de educación superior más antigua de los Estados Unidos: la prestigiosa Universidad de Harvard.

Pasamos una mañana entera paseando por el gigantesco campus, entre facultades, parques y museos.

En la misma Cambridge, a orillas del río Charles y con vistas a Boston, se halla otra institución afamada a nivel mundial: el MIT o Instituto de Tecnología de Massachusetts. Es una universidad politécnica puntera en ciencia y tecnología, con decenas de premios Nobel, astronautas, inventores, físicos, matemáticos e ingenieros notables entre su alumnado. Hacía tiempo que queríamos visitar su museo y deambular a través de sus pasillos.

Quizás los mencionados son los más famosos, pero en todo el área metropolitana de Boston se encuentran 52 centros de educación superior. Es una ciudad con una gran tradición cultural y muestra de ello son las numerosas librerías, bibliotecas, salas de conciertos, teatros y museos que la componen. Newbury es el nombre de una popular calle comercial en la zona de Back Bay y a parte de innumerables tiendas de ropa y restaurantes, acoge dos lugares a los que volvimos varias veces durante nuestra estancia en Boston: la tienda de música y comics Newbury Comics y la liberería-cafeteria Trident Booksellers & Cafe.

Para bibliotecas sin duda, la Biblioteca Pública de Boston. Compuesta por diferentes edificios interconectados, algunos antiguos, otros más modernos, contiene aproximadamente 24 millones de volúmenes. Se trata de la tercera mayor biblioteca de los Estados Unidos, tan solo por detrás de la Biblioteca del Congreso y de la Biblioteca Pública de Nueva York.

Pero además de cultural, Boston es epicentro deportivo.

La ciudad tiene equipos triunfadores en las cuatro ligas profesionales mayores de norteamerica: en la de basket (Celtics), la de baseball (Red Sox), la de hockey (Bruins) y la de football americano (Patriots). Asimismo, uno de los eventos más importantes de la ciudad es la Maratón de Boston, que se celebra cada año en abril y es la maratón anual más antigua del mundo.

Línea Final de la Maratón de Boston

Nos despedimos de Boston en Fenway Park, el estadio de baseball más antiguo de la MLB (Major League Baseball) y casa de los Red Sox.

El pueblo Sami en Noruega

Durante nuestro viaje a las islas Lofoten en Noruega tuvimos la oportunidad de descubrir el pueblo sami. Todos conocemos a los pobladores indígenas del ártico americano, los esquimales (entre ellos los inuit y los yupik). Sin embargo, en ocasiones no disponemos de tanta información sobre los habitantes originales del ártico europeo, los sami o despectivamente llamados lapones. Se estima que en Noruega viven 50.000 y que son en total 82.000 personas.

Mucho antes de que los vikingos zarparan de Escandinavia, hace más de 5.000 años, los sami vivían en las zonas árticas de las actuales Noruega, Suecia, Finlandia y parte de Rusia. Poblaban la zona tradicionalmente conocida como Sápmi o Laponia y se dedicaban a la pesca, la caza y el pastoreo de renos y ovejas.

Tanto las islas Lofoten como las Vesteralen, en el condado de Nordland en Noruega, pertenecen a la tierra originaria de los sami. Durante nuestro paso por las Vesteralen, en la isla de Hinnøya, muy cerca de la ciudad de Sortland, hicimos una parada en la granja de la familia Inga.

Laila Inga nos recibió en una cabaña tradicional circular denominada lavvu. Nos sentamos sobre pieles de reno y, alrededor del fuego, nos habló sobre la historia de su pueblo. Conversamos sobre sus antepasados, su cultura y sus tradiciones. Degustamos un guiso típico de reno y pudimos preguntarle sobre los sami y sus costumbres.

Durante muchos años ha sido un pueblo oprimido y su cultura ha estado en peligro de desaparecer. Hoy en día, es uno de los pueblos aborígenes del mundo que permanece más fuerte. Su lengua, artesanía, trajes tradicionales, música… son propias y diferentes de las del resto de Escandinavia. En muchas regiones nórdicas, el pastoreo de renos está legalmente reservado únicamente para los sami.

En Noruega se estima que 20.000 samis hablan una de sus tres lenguas ugrofinesas. Hay zonas en las que se utiliza a diario y es reconocida oficialmente. Sin embargo, en otras zonas la lengua está perdiendo terreno con respecto al noruego.

El idioma sami es extraordinariamente expresivo. Existen más de cien palabras para referirse a la nieve y más de cincuenta para los renos. Es característico el canto «yoik«. Son canciones tradicionales, dulces y profundas, en las que se expresan sentimientos a través de sonidos e improvisaciones silábicas. Están dedicadas a un animal, una persona o un paisaje. Constituyen una expresión de resistencia artística y a su vez una importante fuente de información actual, ya que a partir de las letras se puede comprender la problemática de su pueblo: narran cómo se perdió la independencia administrativa y religiosa o la transición de una sociedad de cazadores a una sociedad moderna.

Para los sami el contacto con la naturaleza es básico y, a pesar de todos los intentos de cristianización que han sufrido, profesan una religión panteísta con toques cristianos y siguen venerando los dioses de la naturaleza.

Su bandera también está muy relacionada con la naturaleza. En la parte derecha está el sol, y en la izquierda, la luna. El color amarillo simboliza el sol, el azul el cielo, el verde los árboles y el rojo el fuego.

Son estos cuatro colores vivos los que lucen en su vestimenta. Los trajes se llaman kolt y llevan complementos elaborados con piel de reno.

Los sami han vivido en Sápmi desde tiempos inmemoriales. En los siglos XV y XVI comenzaron los movimientos de colonización por parte de los granjeros del sur. Más tarde, el gobierno noruego respaldó estos movimientos como parte del proceso de «norueguización». Al mismo tiempo, entre los sami ocurrió una transición gradual de la caza de renos salvajes a la práctica del pastoreo, con lo que se convirtieron en un pueblo nómada.

Durante los siglos XIX y XX se destruyeron lugares y objetos sagrados, se prohibieron sus lenguas y tomaron el control sobre su tierra, eliminando así su estilo de vida. En el año 1913 se impuso el sistema de escuelas nómadas, escuelas para los hijos de familias ganaderas de renos. Se les enseñaba lo necesario para la vida nómada y la ganadería pero no respondían a un intento de preservar su cultura, más aún, pretendían mantenerlos fuera del estado de bienestar que se estaba construyendo. Las clases se impartían en noruego y los niños sami tenían prohibido asistir a las escuelas públicas estatales. En los años 20 y 30 del siglo pasado los sami eran estudiados anatómicamente mediante fotografías y mediciones, contra su voluntad y con ayuda de la policía, para recoger datos que pudieran justificar las teorías raciales de la época. En Suecia el «Statens Institut for Rasbiologi» (instituto estatal de biología racial) llevó a cabo proyectos de esterilización masiva de mujeres sami hasta el año 1975. Sus tumbas  eran profanadas en busca de material de estudio y en la época colonial, llegaron a exhibirlos en zoos humanos alrededor de todo mundo.

Este es el trailer de la película Sami Blood (2016) sobre la comunidad sami. Ganadora de numerosos premios, entre ellos el Lux Prize 2017:

Durante el siglo XX se inició el periodo de reconciliación, pero la mayoría de población sami considera que todavía tienen que recuperar muchos derechos. Como la mayoría de pueblos indígenas, nunca han tenido un estado soberano propio y hoy en día viven en zonas repartidas entre cuatro países diferentes. Existen organizaciones sami políticas, culturales y juveniles en los cuatro países y en cada uno de los tres escandinavos un Parlamento Sami.


Corto de animación que muestra la historia de los sami en Finlandia.

En Noruega, los sami han sido reconocidos como «pueblo indígena» y por consiguiente, de acuerdo a las leyes internacionales, tienen derecho a especial protección y privilegios. La «ley de cría de renos» de 1971 dota a los sami de cierta libertad económica. El pastoreo de renos constituye el requisito material principal para el derecho al asentamiento. Hoy en día sin embargo, la mayoría de sami se mueven y buscan otras profesiones ya que la tierra se empobrece explotada por minas, la deforestación y la construcción de hidroelécticas. Además, los no vinculados tradicionalmente al pastoreo, los pescadores, cazadores u otros, quedan fuera de la ley. Afortunadamente, la mayoría de sami tienen algún familiar vinculado de alguna manera al pastoreo. Los renos siguen siendo fundamentales para su cultura y sociedad. Pudimos aprender sobre ellos gracias a Laila y comprobamos lo tranquilos y apacibles que son dándoles de comer.

 

Angkor y el desaparecido imperio khmer

Camboya es un país con una historia impresionante que por algún motivo es bastante desconocida para la mayor parte del mundo. Hoy en día es fácil viajar a Camboya y  uno de los destinos asegurados es el descomunal complejo de templos de Angkor al costado de la ciudad actual de Siem Reap. Pero, ¿quién construyó estos templos? ¿cuándo? ¿qué fue de sus creadores?

Se considera que la cultura khmer surgió con la fundación del imperio del mismo nombre. El creador del Imperio Khmer fue el rey Jayavarman II que sometió a las tribus circundantes para declararse, con el poder conferido por Shiva, rey-dios (devaraja) del nuevo imperio en el año 802 dC. Para reforzar la imagen de su ascendencia divina, el rey-dios tomó Angkor como la capital del reino y empezó a construir grandes obras religiosas, iniciando una tradición que continuaron sus sucesores durante siglos hasta crear el gran complejo monumental que hoy podemos visitar.

Angkor es el testimonio del inmenso poder y riqueza que acumuló el Imperio Khmer que se extendió durante 7 siglos no sólo en lo que es la actual Camboya si no también en los países vecinos de Laos, Vietnam, Talandia, parte de Birmania y Malasia.

El hinduismo fue la religión dominante hasta el siglo XII, fecha en la que ya habían sido erigidos la mayoría de los templos. Estos se construían siguiendo el concepto simbólico del monte Meru, hogar de los dioses y centro del universo hindú. Los templos representan el ascenso a la montaña sagrada con escaleras muy pronunciadas, mientras que las puntas  y sus característicos remates evocan la cima de la montaña. Los patios son los continentes y los fosos los océanos. Con la llegada del budismo en el siglo XII, los templos se hicieron más horizontales, y las imágenes de Buda reemplazaron a la de los dioses anteriores.

Volviendo a los reyes-dioses del inicio, a Jayavarman II le sucedió su hijo (III) devoto asimismo del dios hindú Vishnú. Posteriormente Indravarman I construyó el primer gran templo de la zona, a finales del siglo IX, en honor al mismo Jayavarman II, el templo de Preah Ko, para el culto de los antepasados de Java y de los espíritus custodios del reino.

Indravarman I también hizo erigir uno de los complejos más grandes y representativos, el de Bakong, que establecería las características arquitectónicas principales de Angkor que permanecerían sin grandes cambios hasta la llegada de la religión budista. Dedicado a Shiva y representación del monte Meru, sirvió como templo central de la ciudad. Indravarman I además impulsó el ascenso del imperio gracias a los sistemas hidraúlicos y de canalización de agua que se diseñaron durante su reinado.

Con la muerte del anterior y tras sangrienta lucha, Yasovarman I se alzó en el trono. En el centro de su nueva ciudad erigió el templo real de Phnom Bakheng, además de otros templos-montañas como los de Phnom Krom y Phnom Bok.

Durante los siguientes 300 años diferentes reyes lucharon por el trono y erigieron sus propios templos-montaña a cada cual más magnífico. A nosotros nos gustó por ejemplo el de Eastern Mebon, erigido por Rajendravarman II, con sus bien conservados elefantes en las esquinas.

Pero fue en el siglo XII, bajo el reinado de Suryavarman II, que se construyó el templo más importante de Angkor, Angkor Wat, el cual se ha convertido en símbolo de la cultura camboyana. Se cree que fue el templo de Suryavarman II pero también su mausoleo ya que se encuentra, a diferencia de los demás, orientado hacia el oeste, la dirección de la muerte según el hinduísmo. También es conocido por albergar más de 3000 apsaras o ninfas celestiales, cada una de ellas única. En las galerías de alrededor del templo central se suceden a lo largo de 800 metros unos elaborados bajo relieves que describen diferentes acontecimientos de la época y del hinduísmo.

Suryavarman II también construyó el enorme templo de Beng Mealea que hoy en día es uno de los más salvajes, con pasadizos y montañas de piedras que se pueden escalar.

El periodo de máximo esplendor de Angkor llegó después con el rey Jayavarman VII. Fue un líder militar que amplió las fronteras del imperio y unificó el reino tras años de guerra y disputas.  Construyó una nueva capital, Angkor Thom («gran ciudad») y erigió, ya bajo la religión budista, varios templos en su interior: en el centro Bayón el templo del estado, Ta Prohm en honor a su madre, Preah Khan a su padre, Banteai Kdei, Neak Pean o Ta Som. Lo primero que llama la atención a la entrada de Angkor Thom son las inmensas puertas de 20 metros de altura coronadas por las caras de Bodhisattva Avalokiteshvara mirando fijamente sobre el reino. Las pasarelas de entrada se encuentran flanqueadas por 54 demonios y 54 dioses en lucha.

Ya en el interior de la ciudad antigua, el templo de Bayón es sin duda uno de nuestros preferidos. Desde cualquier ángulo de visión aparecen las enormes caras de Avalokiteshvara, más de 216 rostros de sonrisa fría y enigmática que permanecen inertes durante los siglos. Ta Prohm, el templo a su madre, es muy especial también. Las piedras caídas y pasadizos colapsados han dejado paso a las raíces de los árboles y la naturaleza se fusiona con las ruinas del antiguo gran imperio. Preah Khan se encuentra en mejor estado y es un claro ejemplo de la mezcla de religiones, con la entrada este dedicada al budismo y las otras tres a Shiva, Vishnu y Brahma. El rey Jayavarman VII además hizo carreteras, hospedajes, escuelas y hospitales. Fue un rey respetado y parece ser no tan tirano como los anteriores.

Jayavarman VII fue el último gran rey de Angkor, ya que los que llegaron después no fueron capaces de seguir sus pasos y trajeron con ellos un periodo de decadencia y recesión. Las causas de la disolución del imperio en el siglo XV no están del todo claras. Los historiadores proponen diferentes teorías: las conversiones religiosas entre el budismo y el hinduísmo de los últimos reyes pudieron afectar al sistema social y político de la época, las incesantes luchas de poder internas entre los príncipes khmer, revueltas de los pobres, invasiones siamesas, plagas y teorías medioambientales.

Por un motivo o por otro, la esplendorosa ciudad de Angkor fue abandonada y  tomada por la naturaleza. Puede ser que pequeños asentamientos la poblaran durante algún tiempo pero no fue hasta finales del siglo XIX que fue redescubierta y arqueólogos de diferentes países comenzaron a reconstruirla. Excepción es el gran templo de Angkor Wat que siempre ha sido mantenido por monjes budistas.

La visita a Angkor es por todo esto apasionante. Se puede comprar entrada para 1 día, 3 días o 7 días (20, 40 y 60 USD) y las distancias entre templos pueden recorrerse a pie, en bici, en moto, tuk-tuk o coche. Nosotros nos llevamos una buena idea con la entrada de 3 días, incluidas salida y puesta de sol, y recorrimos Angkor en tuc tuc guiados por el sonriente Dy. Antes de llegar nos llamaba la opción de la bicicleta pero, una vez vistas las largas distancias entre templos, todo lo que ya se camina visitándolos por dentro y el calor que hace en Camboya en abril, creemos que el tuk-tuk es una opción cómoda, rápida y fresca para explorar los templos de Angkor.

Costumbres tradicionales: Hora del té británica

Londres es un destino muy popular y seguro que muchos de vosotros habéis estado alguna vez. Son innumerables las guías, recomendaciones, consejos… que podemos recibir a través de distintas fuentes cada vez que visitamos Londres así que no vamos a hablar sobre la ciudad. Esta vez queremos profundizar un poco más en las costumbres y tradiciones de Inglaterra y vamos a explicaros lo que sabemos sobre la hora del té británica.

Haced un pequeño parón en vuestra rutina diaria si queréis saber desde cuándo y por qué existe la hora del té. It’s tea time!!!

El té de media tarde, que tanto asociamos a la cultura inglesa, es sorprendentemente una tradición relativamente moderna. El consumo habitual de té se remonta en China a tres milenios a.C. El té verde chino se exportó por primera vez a las cafeterías londinenses poco antes de la Restauración inglesa (restauración de la monarquía después de la revolución inglesa). Está documentado que fue en 1557 cuando se sirvió el té por primera vez en el «Garraway’s» de «Exchange Alley». Este último era un pequeño callejón de una zona residencial de Londres donde se concentraban numerosas cafeterías. Por esos años, el té era consumido por los hombres de las clases altas y mercantiles y se discutían los usos medicinales de esta bebida exótica y su «tolerancia por parte de los cuerpos ingleses».

En 1662 el nuevo rey de Inglaterra Carlos II se casó con la portuguesa Catalina de Braganza y fue gracias a ella que el té se extendió entre la aristocracia como bebida no alcohólica más que como medicina. Se hizo popular entre los círculos literarios cercanos a la corte y gracias a ella se consintió su consumo libre también entre las mujeres. Por lo tanto, en este punto hay que destacar que el té ya era conocido y ampliamente consumido en otros lugares de Europa. Se cree que llegó por primera vez a París en el año 1636 y rápidamente se hizo popular entre la aristocracia francesa. También se cree que fue una mujer francesa, la Marquesa de Sablière, la que inició la moda de añadir leche al té.

El reinado de Carlos II fue crucial para el crecimiento del comercio del té en Reino Unido ya que fue uno de los promotores de la invasora Compañía Británica de las Indias Orientales. Para el año 1700 se ofrecía té en más de 500 cafeterías en Londres. Su popularidad aumentó todavía más cuando la reina Ana de Gran Bretaña eligió el té como bebida para el desayuno en lugar de la tradicional cerveza. En los años de 1720 el té negro superó al verde en popularidad cuando se le añadieron el azúcar y la leche, algo que no se hacía en China.

Durante la segunda mitad de la época victoriana, con la Revolución Industrial, es cuando ya comenzaron a utilizarse los conceptos de «té alto» («high tea») y té bajo» («low tea» o «afternoon tea») que hoy en día suelen utilizarse indistintamente pero que tienen un origen y significado diferentes.

Té de media tarde, «afternoon tea» o «low tea».

Hasta mediados del siglo XIX el té se servía, según la estación del año, como simple bebida refrescante o caliente. La clase alta británica acostumbraba a ponerse a la mesa dos veces al día, en el desayuno y en la cena. Anna Maria Stanhope-Duquesa de Bedford fue la creadora del té de media tarde. Demasiado hambrienta en las horas de la tarde, tomó la costumbre de hacerse servir un surtido de «sandwiches» y pasteles acompañados por una taza de té entres las 3 y 5 de la tarde. Una especie de merienda que le permitía contener su necesidad de saciarse y poder pacientar hasta la cena de la noche. Invitaba a sus amigas a unirse a sus meriendas diarias, sentando el origen de las «Tea Party» organizadas en la corte inglesa. Se convirtió en un evento social para las clases altas bitánicas.

"Tea" por Mary Cassatt, 1880
Low tea

Té alto o «high tea».

En aquellos tiempos, la clase trabajadora tenía unos horarios y presupuesto diferentes. Las familias obreras terminaban su jornada laboral exhaustos en sus hogares. La cena consistía en todo tipo de carnes, pan, mantequilla, encurtidos, queso y por supuesto té. En su menú nunca aparecían refinados sandwiches, bizcochos o pasteles del té de tarde. Como este tipo de comida (equivalente a la cena) se tomaba en mesas altas en lugar de en las mesas bajas de té, fue denominada «té alto» o «high tea».

Por supuesto, las clases altas pronto desarrollaron su variación y la denominaron también «high tea». Era una comida fácil de preparar que solían tomar cuando sus sirvientes estaban fuera o no disponibles. Su «high tea» consistía en una fusión con el té de tarde añadiéndole alimentos como paloma, ternera, salmón y fruta.

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High tea

 

Hoy en día, la gente en Reino Unido bebe té varias veces durante el día; además en los últimos años, el café se ha convertido es una alternativa muy competitiva. El tradicional «Afternoon Tea» ha pasado a ser para los británicos un lujo para ocasiones especiales. Los turistas todavía pueden disfrutar de un clásico té de tarde en hoteles de lujo o en Casas de Té en zonas rurales.