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Llegada a Filipinas: Puerto Princesa

Por el momento nuestra visita a Filipinas se ha limitado a la isla de Palawan. Hemos disfrutado en una única isla de las 7.107 totales que componen el archipiélago. Palawan es la mayor provincia del país, larga y estrecha, mide 50 km de ancho y 450 km de largo y en realidad está compuesta por la isla principal y otras islas menores que la rodean, entre ellas las Calamianes de las que hablaremos más adelante.

Palawan, Filipinas

Palawan son 2000 km de costa con 1.780 islas e islotes menores, cuevas, acantilados y miles de playas desiertas de arena blanca y agua cristalina; biodiversa, llama la atención que todavía mantenga la belleza y la simplicidad de lo que no ha sido corrompido por el turismo. Lo mismo pasa con sus gente. La mayoría viven de la agricultura y de la pesca en pequeños poblados que se suceden a lo largo de los caminos. Son tranquilos, sonrientes, amables, sinceros… parece que la mayoría de la población del sudeste asiático cumple alguna de estas cualidades, pero en el que caso de los filipinos, podemos asegurar que las cumplen todas.

Comenzamos el viaje filipino volando desde Kota Kinabalu (Borneo) a Manila para allí coger otro avión a Puerto Princesa, capital de Palawan. Nos alojamos en la casita de una pareja encantadora de filipinos que se desvivieron por ayudarnos (Butterfly Totem Guesthouse).

El atractivo principal de la zona es visitar una de las siete maravillas del mundo natural: el Parque Nacional del Río Subterráneo de Puerto Princesa. Selva y playa se unen para acoger la desembocadura del río subterráneo. Para entrar a la cueva es necesario hacerlo con permiso y con guía. Hay que llegar al pueblo de Sabang y desde allí se organizan barcos que por turno llevan a los visitantes a la entrada de la cueva. Una vez allí, se coge otro bote con guía para adentrarse en la inmensa cueva de más de 24 km de largo. La parte navegable desde el mar son 4.3 km, suficientes para asombrarse con las estalactitas y estalagmitas, con los millones de murciélagos y con las enormes cámaras, especialmente la Cámara de los Italianos con un volumen de 2.500 metros cuadrados!

Al final de la travesía nos topamos con el pueblo de fiesta celebrando el cumpleaños del parque natural.

 

Otra experiencia recomendable en Puerto Princesa es la travesía en barco de noche a través del río Iwahig. Pequeños botes de 3 personas se adentran en la oscuridad entre manglares para rápidamente romperla con el titilar en todas las direcciones de las luciérnagas, las estrellas y el plancton. Un momento espectacular que sentimos, por limitaciones técnicas, no poder haber fotografiado.

Observación de luciérnagas en el río Iwahig

Borneo, paraíso de naturaleza y vida salvaje

Nuestro paso por Borneo, por diferentes motivos, ha sido fugaz. Lo que hemos visitado en los pocos días que hemos tenido, apenas una semana, queda marcado como una de las mejores experiencias del viaje seguro. Borneo es un paraíso para adentrarse en la naturaleza y gozar de su vida salvaje.

Antes de nada, situemos Borneo en el mapa. Yo al menos antes de visitarla no tenía muy claro si es un país, una isla… Pues sí que es una isla, de hecho, la tercera más grande del mundo después de Groenlandia y Nueva Guinea. Lo que pasa es que en su interior acoge tres países diferentes: Malasia, Brunéi e Indonesia. A su vez se puede dividir en cuatro regiones: el sultanato independiente de Brunéi,  Kalimantan (la parte que pertenece a Indonesia) y Sabah y Sarawak que son las regiones pertenecientes a Malasia.

Borneo
Borneo

Nosotros hemos visitado Sabah, que es el Borneo Septentrional. Volamos desde Singapur a su capital, Kota Kinabalu. Nos esperábamos una ciudad grande e interesante pero la verdad es que no fue así. Es simplemente un punto de salida y llegada de viajeros. Tiene sus mercados de comida callejeros y poco más. El atractivo principal de la zona es visitar el Parque Nacional y sobre todo ascender a la cima del monte Kinabalu, a 4.095 metros de altura.

Más accesible para todos los públicos y repleta de atractivos es la zona de Sandakan. La ciudad en sí no tiene nada pero nos alojamos en unas cabañas (Paganakan Dii Tropical Retreat) en plena naturaleza a orillas del río Kinabatangan. Durante tres días disfrutamos del entorno al amanecer, por la tarde y la noche.

Justo con la salida del sol, cuando todavía los animales se están desperezando, recorríamos en barca las orillas del río para ver despertar a los endémicos monos narigudos, macacos, una increíble diversidad de aves, serpientes y cocodrilos. Por la tarde repetíamos la travesía a lo largo del río con la esperanza de ver algún gorila o elefante.

También hicimos trekkings por la selva de día y de noche. Caminando en el espeso bosque vimos enormes mariposas, pájaros durmiendo, serpientes, arañas gigantescas, reptiles… y por suerte ninguna sanguijuela.

No podíamos irnos de Borneo sin conocer a los fascinantes orangutanes. A 25km de Sandakan se encuentra el Centro de Rehabilitación de Orangutanes de Sepilok. Desde hace más de 50 años recoge orangutanes huérfanos o heridos para curarlos y entrenarlos para cuanto antes volver a la vida salvaje. Son alimentados dos veces al día y es entonces cuando los humanos podemos ver cómo algunos de ellos se acercan destrepando los gigantescos árboles. Observarlos tan de cerca será un recuerdo inolvidable para nosotros.