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De ostras por New York

Antes de nada, ¿te gustan las ostras?

Si tu respuesta es que sí, tienes que conocer la última moda, sobre todo porque es posible comerlas sin dejarte los ahorros en el intento.

Si tu respuesta es que no, dales otra oportunidad.

Esta primavera hicimos una escapada corta a New York. Visitamos lo típico, edificios, parques y teatros; recorrimos durante horas las calles de la Gran Manzana y disfrutamos al máximo de la ciudad que nunca duerme. Todo en esta ciudad debería medirse con otra escala, las calles, edificios, coches y raciones son enormes. Resulta una ciudad abierta, cosmopolita, rebosante de vida pero a la vez abrumadora en algunos momentos. Antes o después, hay que visitarla.

Tuvimos la suerte de reunirnos allí con neoyorquinos y nos dejamos guiar y sorprender por ellos. Fue un domingo por la mañana que nos propusieron acercarnos a Brooklyn para hacer brunch. Tomamos un ferry hacia Williamsburg y nos adentramos en las calles de este atractivo barrio. Repleto de locales de moda, galerías de arte, bohemios, artistas y modernos con poder adquisitivo es como mínimo un barrio interesante. Hay que decirlo, con mucho hipster y mucho postureo.

Nos dirigieron directos al Maison Premiere, un local acogedor que busca transportar al visitante a los años 50, a un oasis en la gran metrópoli con un personal simpático y amable. Lugar conocido por poseer la carta de absenta más amplia de New York, ofrece también una gran selección de cervezas y cocktails. Pero la especialidad de la casa y a por lo que fuimos nosotros fueron las ostras. Con una carta de más de 30 tipos de ostras diferentes, ordenadas por variedades y costa de origen, este lugar nos hizo las delicias aquella mañana, en todos los sentidos de la palabra. Lo mejor de todo fue, que acompañados por nuestros amigos, llegamos en horario de «Happy Hour» (sábados y domingos de 11h a 13h), por lo que tuvimos 2 horas para degustar diferentes tipos de este bivalvo por 1 euro cada uno aproximadamente.

La verdad que después de esta degustación, nos dimos cuenta de que el tema de las ostras es todo un mundo.

Hoy en día la mayoría se cultivan en criaderos, con lo que el precio resulta algo más asequible. Entre ellas se diferencian por la raza, la variedad, la técnica de cultivo y de maduración, la zona donde viven y de qué se alimentan, ya que el plancton que consumen les da diferente sabor. Existen 2 grandes tipos, las planas y las cóncavas, con diferentes subtipos entre ellas.

Las más valoradas son las Edulis o las planas, que son las tradicionales francesas y las que se encuentran también en las costas gallegas. Entre las planas, se encuentran asimismo las irlandesas de Galway, ideales para tomar con una buena cerveza negra o con una cerveza stout especialmente ideada para maridar con ostras.

La más extendida en Europa es la ostra japonesa o gigas que es cóncava. En América, también predominan las concávas, algunas de ellas exquisitas, como las canadienses Malpeque de Prince Edward Island o las «ostras de hielo» de New Brunswick, criadas en condiciones extremas. En la costa pacífica de Norteamérica destacan las de la bahía de Willapa, al norte de Oregón. Escasísimas son las Kumamoto, de origen japonés, que crecen hoy principalmente en California.

A la hora de degustarlas, se tienen en cuenta el calibre de la pieza (de 0 a 5), la textura, la carnosidad, la acuosidad y el sabor con todos sus matices. A veces se sirven acompañadas de salsas, licores o limón, pero como realmente se saborea y se disfruta este suculento marisco, es fresco y crudo, sin aderezo alguno. ¿Te apetecen?

Escenarios de película: Petra

Hace ilusión cuando viajas y te encuentras dentro de escenarios que han aparecido en películas que has visto. En este mundo interminable hay lugares muy especiales y de extraordinaria belleza, que inevitablemente no pasan desapercibidos tampoco para los cineastas. Vamos a hablar sobre Petra.

No se conoce en realidad cuando fue construida Petra pero fueron los árabes nabateos los que la convirtieron en capital de su imperio y la hicieron prosperar sobre el siglo I a.C. aprovechando su situación estratégica en el paso de caravanas de incienso, mirra y especias entre Arabia, Egipto, Siria y el sur del Mediterráneo.

Inscrita en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1985 y considerada una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno desde 2007, la ciudad rosa del desierto, fue dada a conocer en el mundo entero en 1989 gracias a la superproducción de Steven Spielberg «Indiana Jones y la última cruzada». Todos recordamos a Indy a caballo, acompañado por su padre cinematográfico Sean Connery adentrándose por el estrecho cañón de piedra, el Siq, hasta llegar a la explanada en la que se abre la impresionante fachada de El Tesoro, templo ficticio en el que ellos anhelan encontrar el valioso Santo Grial. Desde entonces, miles de turistas cada día, intentan emular a Harrison Ford, descubriendo con sus propios ojos la joya excavada en piedra de Jordania.

¿Sabías que en Petra se han rodado también «Queen of the desert», «Transformers: la venganza de los caídos», «El regreso de la momia» y «Samsara»; o que gran parte de la película de «Indiana Jones y la última cruzada» se rodó en Almería?

Pero volviendo a la época de los nabateos, 236km al sur de Amman la capital de Jordania, entre el Mar Rojo y el Mar Muerto, a 1000 metros sobre el mar aproximadamente, en un valle de la región montañosa de Edom, al este del valle de Arabah, las caravanas transportaban mercancías entre Asia y Europa. Petra fue posteriormente anexionada al imperio romano y continuó prosperando, hasta que sobre el siglo VI d.C., como consecuencia de cambios en las rutas comerciales y varios terremotos, los habitantes de Petra tuvieron que abandonar la ciudad y ésta fue olvidada, dejó de existir durante siglos excepto para unos pocos beduinos que se quedaron en el lugar, los Bedul.

En 1812 el arqueólogo suizo Johann Ludwig Burckhardt redescubrió este maravilloso lugar. Desde entonces, los trabajos de campo han ido sacando a la luz imponentes templos, tumbas, el teatro, las calles, mercados, canalizaciones de agua… que los turistas podemos visitar hoy en día.

Nosotros viajamos a Jordania en octubre, un par de semanas y reservamos tres días enteros únicamente para Petra. No nos arrepentimos para nada. Pudimos recorrer la ciudad arqueológica a nuestras anchas y disfrutar tranquilamente de los paisajes. Pero lo que realmente nos sorprendió y marcó en este viaje, fue conocer a varios beduinos locales, los Bedul. Ya hablaremos de ellos más adelante. Sólo deciros que los reconoceréis rápido cuando veáis a decenas de metros de altura una silueta encaramada sobre un monumento o niños solitarios descalzos entre las rocas.

Escapada de fin de semana… Oporto

Oporto, segunda ciudad más importante de Portugal, resulta accesible y acogedora, ideal para una escapada de fin de semana.

Situada al norte del país, en la ribera derecha del Duero, en su desembocadura al Océano Atlántico, es una ciudad antigua con un amplio e interesante patrimonio histórico. A su vez, seguramente gracias a su tradición universitaria, esta ciudad posee un espíritu joven y abierto a la modernidad.

También conocida como ciudad de los puentes, el casco viejo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Se pueden visitar la emblemática Torre de los Clérigos, la Catedral o el palacio de la Bolsa. Merece una parada la estación de trenes de San Bento, construida a principios del siglo XIX sobre los restos del antiguo convento de San Bento del Ave María. Otra visita indispensable es a la Librería Lello, una de las más bellas que existen y además mundialmente conocida por su aparición en Harry Potter.

Cuando la visites, déjate sorprender por la Oporto moderna.

¿Sabías que el metro de Oporto, con 8km de red subterránea, posee la mayor red metropolitana de transporte público de masas de Portugal?

Situado en el entorno del agradable Parque de Serralves se encuentra uno de los museos más visitados del país, el Museo de Arte Contemporáneo de Oporto, que nos encantó. Otro símbolo del Oporto moderno, es la Casa de la Música, joya de la arquitectura vanguardista, es considerada la sala musical con la mejor acústica del mundo!

Durante tu viaje a Oporto, podrás degustar diferentes platos de cocina tradicional, como las tripas (tripas à moda do Porto) o el bacalao (bacalao a la Gómez de Sá) pero sin duda, no debes perderte la francesinha, un sándwich gigante relleno de carne, cubierto con queso y salsa, una auténtica bomba para chuparse los dedos. La bebida de Oporto por excelencia, signo de identidad, es el vino de Oporto. Si eres enoturista o amante del vino, debes dirigirte a la ribera izquierda del río, a Vila Nova de Gaia, donde se encuentran la mayoría de bodegas y cavas. Allí podrás deleitarte tanto como quieras con uno de los mejores vinos del mundo.

 

¿Buscas un destino diferente? Descubre Madagascar

Entre Asia y África se encuentra este maravilloso país, que recibe influencias de ambos continentes. ¿Sabías que Madagascar es la cuarta isla más grande del mundo? Si buscas sorprenderte con una naturaleza única, riqueza de culturas, buena gastronomía, arquitectura particular y habitantes amables y sonrientes, no debes perderte la visita a Madagascar.

Madagascar se originó a partir del supercontinente de Gondwana. Su costa oriental se formó cuando África se separó de Gondwana hace alrededor de 165 millones de años. Más tarde, Madagascar se separó del subcontinente indio hace 65 millones de años. Este largo aislamiento es la causa de la existencia en esta isla de multitud de especies únicas en el mundo, lo que se ha llamado a veces un mundo aparte, un mundo todavía por explorar.

Entre la fauna más destacada de la isla, que atrae a miles de ecoturistas cada año a sus más de 50 parques nacionales y otros tantos naturales, destacan los lémures, del que existen más de 50 especies diferentes; el camaleón; la fosa; los tenrecs, así como cientos de subespecies de roedores. Algo que me sorprendió y que no me imaginaba, es que en la isla no vive ningún animal considerado peligroso.

En cuanto a su flora, Madagascar es un país que cuenta con más de 12,000 especies de plantas diferentes, los árboles conocidos como baobabs son los más populares.

En Madagascar encontramos numerosos contrastes, como ríos, montañas, humedales, arrecifes, pequeñas islas y el mar, el Océano Índico que rodea la isla. La cota más alta de esta isla es el Monte Maromokotro, con 2885 metros sobre el nivel del mar. Esta cima la encontramos en el Macizo de Tsaratanani, al norte del país.

Nuestro viaje lo hicimos en agosto durante 16 días. Volamos a la capital, Antananarivo, donde visitamos la ciudadela real de Ambohimanga, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En esta colina azul se sitúan los antiguos palacios reales de las dinastías merinas que unificaron la isla en los siglos XVII y XIX. Parte de la muralla está construída utilizando únicamente cáscaras de huevo!

Continuamos para adentrarnos en plena naturaleza en el Parque Nacional de Andasibe-Mantadia. Es allí donde pudimos ver al famoso lémur Indri-Indri, en medio de un impresionante paisaje de selva tropical. Rumbo al sur recorriendo la carretera Nacional RN7 durante varios días, visitamos ciudades y pueblos inolvidables como Antsirabe, Ambositra o Fianarantsoa. Fue en esta última donde tomamos el Tren de la Selva hasta Manakara. Este ferrocarril es el único del país y une las tierras altas con las aguas del Océano Índico. Es un tren de mercancías que admite pasajeros y resultó ser toda una experiencia. El trayecto se prolongó durante 18 horas, en vagones precarios y con paradas de tiempo indeterminado en absolutamente todos los poblados del camino. Fue duro pero mereció la pena.

Ya en la costa este de la isla navegamos en canoas tradicionales de la etnia Antemoro a través del canal de Pangalanes, acompañados por los cantos de los pescadores y las risas de los niños que corrían y bailaban a lo largo de la orilla.

Seguimos nuestro viaje de naturaleza visitando los parques y reservas de Ranomafana, Ambalavao, Anja, Isalo y Zombitse. Selvas tropicales en todo su esplendor, diferentes familias de lemures, camaleones, baobabs… esta gran isla no dejó de sorprendernos.

Finalizamos nuestra aventura, después de visitar el mercado de conchas de Tulear, en las playas de Ifaty donde buceamos sobre la barrera de coral y recuperamos energías disfrutando de estupendas puestas de sol. Comimos pescado fresco y langostas en la orilla del mar y con un poco de suerte, durante los meses de julio y agosto, es posible observar ballenas en migración.