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Seúl, la gran capital

Seúl, la gran capital de Corea, fue nuestra primera parada del viaje y dedicamos varios días a descubrirla. Cuarta área metropolitana más grande del mundo y uno de los lugares más densamente poblados del planeta, nos sorprendió la luz y la calma que nos encontramos en sus calles.  Es una ciudad colosal pero fácil de visitar, extremadamente segura, con una red de metro muy bien organizada y con acceso a internet gratuito y rapidísimo en todas partes. Dividida en dos grandes áreas por el río Han, nosotros pasamos la mayor parte del tiempo en las zonas del norte, donde los barrios se suceden dejando amplios espacios para parques, universidades, palacios, calles tradicionales y mercados. Los grandes rascacielos, las sedes de las principales chaebol como Samsung, el tumulto, el ir y venir de trabajadores impacientes, las gigantescas tiendas de marcas internacionales, en definitiva, la atmósfera abrumadora que muchas veces se respira en las grandes urbes, queda delimitada en la zona al sur del río o lo que es lo mismo, en Gangnam («gang» del río, «nam» al sur) y alrededores. Todos recordamos la canción que se hizo mundialmente famosa, «Gangnam Style«, que precisamente es una crítica al estilo de vida lujoso y adinerado de Gangnam que sobrepasa las posibilidades de la mayoría de jóvenes surcoreanos.

Si os gusta como a nosotros el turismo de ciudad y la magia de Asia, Seúl os resultará una ciudad fascinante. El corazón tradicional se encuentra en el centro de la ciudad y comprende la zona de la antigua capital de la Dinastía Joseon. En esta zona se encuentran la mayoría de lugares de interés histórico, los palacios reales, las casas típicas  y los mercados tradicionales.

En la historia de Corea, se sucedieron varios reinos durante siglos hasta que la dinastía Joseon estableció la capital del país en la actual Seúl a finales del siglo XIV. Esta dinastía fue la última y perduró hasta el siglo XX cuando los japoneses ocuparon el país. Con la rendición japonesa en la Segunda Guerra Mundial, llegaron los años de la Guerra Fría y la Guerra de Corea que enfrentó a las dos Coreas hasta la actualidad.

Son cinco los grandes palacios de la dinastía Joseon. Nosotros únicamente visitamos el principal y más popular, el de Gyeongbokgung. Reconstruido en varias ocasiones, el complejo es enorme y está compuesto por numerosos pabellones, patios y jardines. Paseamos durante horas a través de sus galerías y pasadizos y disfrutamos  en sus jardines de uno de los acontecimientos más importantes del año: el esplendor del otoño. En esta época, los coreanos y coreanas se visten con sus trajes tradicionales y festejan el paisaje que brinda la hoja roja de los arces.

Hacia el norte, sobre una colina, se encuentra el «Bukchon Hanok Village» que era el poblado donde vivían los nobles y altos cargos de la época Joseon en las casas tradicionales coreanas denominadas «hanok». Hoy en día también reconstruido, es un barrio habitado por seulenses «normales» pero atrae a numerosos turistas y coreanos por la belleza de sus casas y sus calles. Las «hanok» son casas de barro, madera y tejas en las que la vida se hace a nivel del suelo sin sillas ni camas. Las casas se calientan de la manera característica ondol que es un sistema de calefacción tradicional coreano a través de conductos subterráneos. No dudamos en alojarnos en una de ellas y dormimos directamente sobre el suelo bien caliente.

Hacia el sur, se encuentra el barrio de Insadong donde paseamos a lo largo de la popular Insadong-gil.  Es una calle peatonal tradicional donde se suceden galerías de arte, tiendas de souvenirs, restaurantes tradicionales y casas de té. Cerca de uno de sus extremos se encuentra el gran templo budista Jogyesa. Tuvimos la suerte de visitarlo durante el festival del crisantemo, fecha en la que decoran el templo y los alrededores con cientos de flores y coloridas esculturas. En el extremo sur de Insadong-gil nos topamos con el parque Tapgol, que a pesar de su reducido tamaño, es un lugar famoso en la historia de Corea pues fue allí donde en 1919 se leyó por primera vez la declaración de independencia de los japoneses. Además, alberga una pagoda de piedra auténtica de la era Joseon.

Para desconectar un poco de la urbe pero todavía en pleno centro, se encuentra el gran paseo del arroyo Cheonggyecheon. Es una zona natural rehabilitada en la que se puede tomar el aire, hacer deporte o visitar alguna de las exposiciones de arte moderno que se organizan a lo largo de sus 10 km de longitud. Hacia el final, se encuentra el mercado más grande de Corea, el Dongdaemun.

Cuando cae la noche, Seúl es una ciudad vibrante con un montón de posibilidades. Una de las zonas más populares, sobre todo entre extranjeros, es Itaewon. Es un barrio cosmopolita con gran oferta de restaurantes, bares y clubs. Nosotros aprovechamos para hacer una buena barbacoa coreana.

Otra opción, mucho más extravagante, es aventurarse entre rascacielos y luces de neón en las calles de Gangnam. Muchos dedican la noche, provistos de grandes maletas, a comprar en los centros comerciales abiertos 24 horas.

Nosotros sin embargo, preferimos y repetimos varias noches la zona universitaria de Hongdae. Repleta de bares y clubs, durante la noche, jóvenes coreanos aspirantes a artistas de k-pop, individualmente o en grupo, ocupan una porción de la calle para llevar a cabo sus espectáculos. Cantantes, guitarristas, bailarines, van formando grandes corros uno al lado del otro y se crea un ambiente único e inolvidable.

Amsterdam: capital mundial de la bicicleta

Cuando viajas, llama la atención cómo en algunas ciudades es fácil, cómodo y seguro moverse en bicicleta mientras que en otras resulta difícil, peligroso y penalizado. Suponemos que intervienen diferentes factores y que no es sencillo, por eso, no podemos evitar sentir admiración cuando visitamos una ciudad «amiga de las bicis». La que sin duda se lleva el premio es Ámsterdam: capital mundial de la bicicleta.

Ámsterdam es la capital oficial de los Países Bajos, con una población aproximada de 810.000 habitantes. Entre ellos se calcula que 700.000 son ciclistas. El 40% de los desplazamientos en Amsterdam se realiza en bici. En la ciudad descansan más de 7 millones de bicicletas, de las cuales 80.000 son robadas al año y 25.000 son abandonadas en los canales. Todas las calles principales disponen de carril para bicicleta, de hecho, resulta difícil moverse en coche por el centro, los aparcamientos son muy caros y muchas calles son peatonales o exclusivas para ciclistas. La bici puede alquilarse en multitud de locales, tanto públicos como privados, y puede aparcarse en cualquier sitio. Tenéis que acercaros a la Estación Central de Ámsterdam y ver el mayor párking de bicis del mundo, con cabida para más de 7.000 bicicletas!

Por todos estos motivos, creemos que la manera idónea de visitar la ciudad y circular como un verdadero amsterdammer es en bicicleta. Con ella podrás recorrer los canales, atravesar los puentes, pasear por el Voldenpark u otro de los atractivos parques de la ciudad, trasladarte al Museo de Van Gogh o a la Casa de Ana Frank, moverte por el mercado Albert Cuyp en el agradable barrio de Pijp y llegar hasta el Museo de Cera.

Simplemente tienes que relajarte y dejarte llevar, la ciudad te lo pondrá fácil. Únicamente os damos algunos consejos básicos para intentar prevenir sustos.

  • Vete siempre por el carril bici excepto en los raros casos que tengas que entrar en la carretera o la calzada.
  • Circula a un ritmo adecuado. Intenta no sprintar y tampoco te olvides de pedalear, sobre todo no te pares en el carril.
  • Antes de girar, indica la dirección siempre con la mano.
  • Cuando gires a la izquierda, tienes que ceder el paso a todos los de detrás tuyo que siguen rectos y también a los de delante.
  • Ten cuidado de que las ruedas de la bici no entren en los raíles del tranvía porque si esto ocurre, podrías perder el control.
  • Si visitas la ciudad con niños, alquila un un bakfiets. Se trata de un triciclo que tiene un compartimento de madera en la parte delantera en el que pueden ir los niños cómodamente sentados.
  • Si vas de peatón, cuando pases a través de un carril bici no te olvides siempre de mirar hacia los dos lados, el tráfico de bicis puede ser intenso.

Con estos consejillos ya podéis lanzaros a descubrir la atrayente Ámsterdam en bicicleta.

 

Escapada de fin de semana… Oporto

Oporto, segunda ciudad más importante de Portugal, resulta accesible y acogedora, ideal para una escapada de fin de semana.

Situada al norte del país, en la ribera derecha del Duero, en su desembocadura al Océano Atlántico, es una ciudad antigua con un amplio e interesante patrimonio histórico. A su vez, seguramente gracias a su tradición universitaria, esta ciudad posee un espíritu joven y abierto a la modernidad.

También conocida como ciudad de los puentes, el casco viejo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Se pueden visitar la emblemática Torre de los Clérigos, la Catedral o el palacio de la Bolsa. Merece una parada la estación de trenes de San Bento, construida a principios del siglo XIX sobre los restos del antiguo convento de San Bento del Ave María. Otra visita indispensable es a la Librería Lello, una de las más bellas que existen y además mundialmente conocida por su aparición en Harry Potter.

Cuando la visites, déjate sorprender por la Oporto moderna.

¿Sabías que el metro de Oporto, con 8km de red subterránea, posee la mayor red metropolitana de transporte público de masas de Portugal?

Situado en el entorno del agradable Parque de Serralves se encuentra uno de los museos más visitados del país, el Museo de Arte Contemporáneo de Oporto, que nos encantó. Otro símbolo del Oporto moderno, es la Casa de la Música, joya de la arquitectura vanguardista, es considerada la sala musical con la mejor acústica del mundo!

Durante tu viaje a Oporto, podrás degustar diferentes platos de cocina tradicional, como las tripas (tripas à moda do Porto) o el bacalao (bacalao a la Gómez de Sá) pero sin duda, no debes perderte la francesinha, un sándwich gigante relleno de carne, cubierto con queso y salsa, una auténtica bomba para chuparse los dedos. La bebida de Oporto por excelencia, signo de identidad, es el vino de Oporto. Si eres enoturista o amante del vino, debes dirigirte a la ribera izquierda del río, a Vila Nova de Gaia, donde se encuentran la mayoría de bodegas y cavas. Allí podrás deleitarte tanto como quieras con uno de los mejores vinos del mundo.

 

Grandiosa Roma

Roma es la ciudad que nunca me cansaré de visitar. Sencillamente porque lo que se siente en Roma no se siente en ningún otro lugar, periódicamente tengo la necesidad de volver.

Cada calle, cada esquina, cada visita, ofrece alguna nueva sorpresa. Son incontables los monumentos y museos que pueden visitarse. Ya sólo con documentarse históricamente para entender todo lo que sucedió en la gran ciudad imperial se necesitan años de estudio.

De todos modos, es una ciudad ideal también para visitantes menos eruditos pues ofrece mucho más todavía. Empezando por la cocina italiana, personalmente una de mis favoritas, pasando por la cultura del aperitivo, la moda, el fútbol, y terminando pero no por esto menos valorado, conocer el abierto y desenfadado carácter italiano.

Si tuviera que quedarme con un monumento, el Pantheon; una plaza, Piazza di Fiore; una zona, la del Coliseo; un museo, Museos Vaticanos (por la Capilla Sixtina); un plato, spaghetti frutti di mare; un postre, los mejores helados del planeta.

En definitiva, Italia y Roma entran entre mis tops del mundo entero.